Fue un día
de Abril cuando llegó hasta nuestra casa.
Hacía unos
días que mi corazón había fallado y me encontraba recuperándome en la Unidad de
Cuidados Intensivos del Hospital de la Seguridad Social de Jerez de la Frontera
(Cádiz). Las horas que mi esposa y mi madre pasaron en aquella sala de espera
tuvieron que ser interminables. Uno de los días decidieron ir a comer a un
centro comercial cercano y allí la vieron. Estaba, junto a otros miembros de la
misma camada, tras el cristal de un comercio de animales. Mi mujer y mi madre se
acercaron y...se cruzaron las miradas.
Era una
perrita pequinesa de pelaje totalmente blanco y preciosa que intentó jugar un
ratito, a través del cristal, con la mano de mi mujer. Y quiso quedarse con
ella.
Unos días
después ya me encontraba recuperado y me dijo todo lo que había pasado y me
detalló todas sus características y lo graciosa que era. Y que como no tenía
nombre...pues que le pusiera uno. Y solo se me ocurrió que le pusiera Uci, en
recuerdo del lugar donde me encontraba.
La primera
vez que la vi fue desde la ventana de la habitación de planta donde me habían
trasladado desde la UCI. Desde aquella novena planta solo pude distinguir un
pequeño "garabatillo" blanco sobre el asfalto negro del aparcamiento donde
estaba. Con un platito le estaban dando de beber y apenas se movió de donde la
dejaron.
Por fin
volví a casa y comencé a quererla.
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